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martes, 23 de mayo de 2017

Helado de vainilla con frutos del bosque y virutas de chocolate

Si eres un asiduo a mi cocina, sabrás que ya he compartido algunas recetas de helado casero, aunque hasta ahora me había limitado a mezclas de nata montada y mermelada. La nata me aportaba una cremosidad más que aceptable, y el uso de mermelada casera me aseguraba saber qué cantidad de azúcar total contenía esta pecaminosa propuesta.
Ahora que, desde hace unas semanas tengo en casa el accesorio helador de mi Kitchen Aid, he revisado las propuestas que da el fabricante a fin de conocer cómo funciona este cachivache. El resultado ha sido espectacular. Si no tienes robot de cocina o el tuyo no dispone de accesorio helador, en el mercado existen heladoras independientes que funcionan del mismo modo. Si tienes alguna duda de dónde o cuál comprar, consúltame, que de esto sé un rato.
Para estrenar el aparato me he decidido por una mezcla cocida con sabor a vainilla, hecha a base de leche, nata y huevos, a la que he añadido unas frambuesas que tenía rondando por el frigo, y unas virutas de cacao… Sin más, vamos a ver cómo se prepara esta deliciosa tentación.

INGREDIENTES
  • 150 gr de leche entera
  • 150 gr de nata líquida para montar
  • 4 yemas de huevo
  • 100 gr de azúcar
  • 300 gr de nata montada
  • Una cucharadita de vainilla líquida
  • 100 gr de frambuesas frescas
  • Virutas o pepitas de chocolate al gusto


ELABORACIÓN:
Este accesorio viene dispuesto con una cámara interna estanca, llena de un líquido refrigerante que, al congelarse, aporta frío a la mezcla del helado mientras se mezcla en nuestro robot. Es por ello que dicho recipiente debe estar en el congelador al menos 12 horas antes de ser utilizado. Lo mismo ocurre con las heladoras independientes que hay disponibles en el mercado
Una crema de helado básica consta de dos mezclas: por un lado, una crema inglesa de nata, leche, huevos y azúcar; y por otro lado, la nata montada.
Para la crema inglesa he usado mi Thermomix, pero tú puedes usar un cazo convencional y una varilla para remover.
Pon a calentar la nata y la leche a fuego medio. Mientras, en un bol, mezcla las yemas con el azúcar hasta que formen una pasta homogénea, que añadirás al cazo de la leche y la nata cuando esté humeante. Este paso hazlo sin dejar de batir, para evitar que la yema se cuaje al contacto con el calor del fogón. Sigue batiendo con energía, hasta que alrededor del cazo se formen unas burbujitas y la mezcla humee más que antes, pero sin llegar al punto de ebullición. Retira y deja templar la preparación.
Por otro lado, monta la nata líquida y métela en el frigo junto a la crema inglesa. Deben enfriar por separado para que al mezclarse la nata no se corte ni baje de volumen.

Una vez que ambas preparaciones estén frías, las mezclarás con movimientos envolventes o con la pala mezcladora de tu robot de cocina. Monta tu heladora en el robot y, con la pala en funcionamiento a velocidad baja, vierte la mezcla. Es importante que la pala esté en movimiento antes de verter la mezcla batida, si no la capa de crema que contacta con la pared helada se solidificará casi instantáneamente y la pala se trancará, corriendo el riesgo de estropearse. Controla el proceso del mantecado de la mezcla. Normalmente debe estar en movimiento unos 20-25 minutos, momento en el cual debes agregar los tropezones elegidos. 
En este caso, opté por frambuesas y pepitas de chocolate negro, pero puedes agregar frutos secos o una mezcla de fruta escarchada o deshidratada.
Cuando la mezcla haya aumentado su volumen y veas que ha tomado la consistencia de un batido espeso, viértela en un recipiente para guardar en el congelador. Ayúdate de una lengua de silicona para no rayar el interior de tu heladora. Allí deberá reposar otras 12-15 horas, en lo que se llamaría proceso de maduración del mantecado. En esta fase se asientan los ingredientes del helado y este toma textura, además de suavizar el sabor a huevo.
Solo queda acompañar con unos barquillos, una salsa de chocolate caliente o un coulis o sirope de fresa. Yo lo tomaré solo, sin más acompañamiento para poder saborear la vainilla y la textura de sorbete que toma la frambuesa al congelarse… una explosión de sabor y textura que no te dejará indiferente.

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