A veces ocurre que en el mercado encuentras verdaderos tesoros de la naturaleza. Es lo que me pasó cuando acudí, como casi cada domingo, al mercado municipal de San Lorenzo, barrio cercano a donde yo vivo: dos bandejas rebosantes de cebollitas tiernas, rojas y blancas, se cruzaron en mi camino. Solo puedo decir que he visto fresas más grandes que esas cebollas. No podía marcharme sin dar buena cuenta de ellas, así que me llevé dos kilos de cada una; el resto del tiempo que duró la visita, por mi cabeza solo rondaba un par de ideas: cebollas confitadas y cebollas caramelizadas.
En otras ocasiones he preparado mermelada de cebolla o cebolla caramelizada pero nunca lo había hecho con cebollas enteras rojas ya que no las había visto tan pequeñas. El destino me las había puesto allí, y no iba a dejar escapar la oportunidad… ¡Vamos allá entonces!
INGREDIENTES:
- ½ kg de cebollitas rojas tiernas
- Aceite de oliva virgen
- Una pizca de sal
- Dos cucharadas de azúcar panela
ELABORACIÓN:
Escoge las cebollas más pequeñas
de la bolsa y pélalas con cuidado de no romper las capas, para evitar que se
abran y rompan durante la cocción.
Viértelas en un caldero amplio y bajo, tipo
tartera, de manera que no se amontonen unas encima de otras. Cubre con aceite
aproximadamente la mitad de la altura de las cebollitas, agrega un poco de sal
y pon a fuego vivo hasta que caliente bien el contenido. Esto se hace para que
doren un poco y tomen aspecto braseado. Seguidamente baja el fuego a potencia 4
de 9 y tapa la caldera. Si ves que hace mucho vapor y están hirviendo demasiado,
baja más el fuego. No interesa que se hagan muy rápido. Es preferible que estén
más tiempo a menos fuego, propiciando así la extracción y caramelizado de los
propios azúcares de la cebolla.
En mi caso, la tuve a fuego 3 de 9 durante unos
35-40 minutos. Estarán en su punto cuando al pinchar no notes las capas de la
cebolla al atravesarlas. Si quieres acentuar el sabor a caramelo en el último
momento, escurre el aceite en exceso y reservándola para otras preparaciones y
espolvorea un par de cucharadas de azúcar panela sobre las cebollas, tapa la
caldera y apaga el fuego. Se terminará de caramelizar con el calor residual. No
es laboriosa de preparar, pero sí necesitarás un buen rato para que se cocine
lentamente.
Es una verdadera exquisitez colocar
un par de estas cebollas sobre una rebanada de pan y coronar la tosta con una
rueda de rulo de cabra que posteriormente gratinarás en el horno. También puedes
servirlas de acompañamiento de una deliciosa de ternera gallega al horno.
Te doy la razón: pocas cosas hay más ricas que unas cebollitas dulzonas sobre una rebanada de pan.
ResponderEliminarRicas, ricas.
Ufff, me pierden las cebollas en todas sus variantes, pero caramelizadas más aún!!
ResponderEliminarTomo buena nota!!
Besoss