Hoy te presento una receta que tanto sirve de guarnición de
cualquier asado de carne, como una cena ligera. Resulta tan sencilla de
preparar, que no te llevara más de 10-12 minutos en cocinarla. Eso sí, el único
requisito imprescindible para que la receta salga redonda, es que las setas
sean frescas y estén en buen estado. Vete al supermercado y cómpralas frescas.
Elige una bandeja cuya fecha de recolección sea de un par de días atrás, como
mucho. Hoy en día es relativamente normal encontrar este tipo de producto
fresco en el mercado, ya que ha tenido una fuerte demanda gastronómica en los
últimos años.
Yo te propongo la variedad Pleurotus ostreatus o, coloquialmente
conocida, como seta de ostra , pero puedes usar la que más te guste,
incluso unos simples champiñones, aunque no son de mi agrado, pues sueltan
mucha agua durante su cocción.
Esta seta esta tan “de moda” que se comercializan para
autocultivo y, aunque no he experimentado directamente con este formato, tengo
conocidos que lo han probado y han conseguido hasta un kilo por cosecha. Me
parece toda una experiencia verlas crecer a través del sustrato y cortarlas
para consumirlas sobre la marcha en casa. Esta claro que esta opción de consumo
no es de las más baratas, pero eso ya lo dejo a tu criterio.
INGREDIENTES (para 2 raciones):
- 200 gr de setas de ostra frescas
- 2-3 dientes de ajo
- Un buen manojo de perejil fresco
- Un pizca de comino molido
- Sal al gusto
- Pimienta negra molida
- Un poco de pimienta de cayena
- Aceite de oliva virgen extra
Cubre el fondo de una cazuela amplia y baja con un buen
chorro de aceite y agrega los ajos laminados, la sal y la cayena*. Enciende el
fuego y cuando los ajos empiecen a bailar
en la cazuela, agrega las setas en trozos de unos 2 cm de lado. Prefiero que la
seta este en tamaño mediano porque al cocinar, menguan un poco su tamaño.
Sube el fuego al máximo para dorar las setas durante unos 3-4
minutos durante los cuales agregarás los tallos de perejil bien picaditos y así
dar sabor a la preparación. Reserva las hojas para el final, también picadas
pero a grosso modo. Si las hojas se rehogan demasiado, pierden frescor y color.
Agrega la pizca de comino y la pimienta rectificando de sal.
Justo al final, añade las hojas de perejil y remueve para unificarlo todo.
Acompaña esta cazuela con dos buenas rebanadas tostadas de
este pan para acompañar y mojar en el aceite, no vas a parar hasta dejar
el plato limpio, ¡te lo digo yo!
*Si no te gusta un sabor picante muy fuerte, retira la cayena antes de agregar las setas o simplemente no le pongas este ingrediente.
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